martes, 11 de junio de 2019

Miedo a triunfar.


Me encuentro sentado en mi escritorio pensando sobre qué escribir y no logro enfocar nada como para redactar un artículo. Se me cruzan varias ideas, ninguna muy original y ninguna que conozca demasiado.

Si realmente tendría que empezar a escribir de lo que en verdad me gusta seria todo lo relacionado con el teatro, la comedia musical, canto, baile, producción ejecutiva.

Todas estas áreas fueron incursionadas durante algunos años, a veces estudiándolas y otras no sólo en lo teórico sino también en lo práctico.

Tuve el placer y la oportunidad de estar arriba del escenario en más de una oportunidad.
Nunca fueron en forma profesional, nunca cobré por eso. Pero si profesionalmente desde el punto de vista artístico, por lo menos para mí.

Creo y sin lugar a dudas que ese lugar, arriba del escenario, es donde más feliz me veo.
Ahí todo se olvida, ahí todo se vuelve mágico.

La adrenalina es una constante. La satisfacción de ver cómo, casi a pesar de uno, van saliendo las cosas bien, te vas aflojando a medida que pasan los minutos, te relajas y principalmente disfrutas lo que estás haciendo

Muchas veces me han preguntado, por qué no dedicarme a esa actividad en forma constante y convertirla en mi estilo de vida.

La realidad es que la única razón que le encuentro, para ser sincero, es MIEDO.

¿Miedo a que?

¿Fracasar?

¿Triunfar?

¿No gustar?

¿Hacer papelones?

¿No ser aceptado como artista?

Sé que suenan como excusas y cuando veo a gente que estudió conmigo y que hacen  lo que aman, triunfar y no solo económicamente, debo confesar que me da un poco envidia.

Me cuestiono mi decisión de no entregarme a esas artes y hasta me crítico.

Surgen otros motivos, por lo menos para mi cabeza.

-Soy grande

-Se debe empezar desde joven si uno quiere dedicarse.

Excusas, también son excusas.

Llevo muchos años de terapia viendo este tema (entre otros) y hasta el momento no he podido romper esa muralla emocional y mental que me permita arriesgarme.

Lo único que tengo claro y desde que soy niño, es que amo cantar.

Tuve la oportunidad de estudiar varios años, aprendiendo mucha técnica e interpretación.

Casi siempre, cuando tengo que realizar un viaje, por más corto que sea el trayecto, llevo conmigo mi celular donde tengo cargadas las pistas que he logrado juntar durante todos estos años y auriculares mediante, me la paso cantando.

Siempre a voz baja, veo las formas de poder cantar esas canciones cada vez mejor, más apoyo, más abertura, más proyección, más o menos vibrato. Toda la teoría que aprendí.

Y hasta me animo a la puesta en escena de lo que estoy cantando, donde pararme, donde mirar, los movimientos corporales, cuáles serían más orgánicos, más cómodos.

Seguramente quienes lean estas líneas pensarán:

¿Qué está esperando?

No se preocupen la misma pregunta me la hago constantemente.

No sé si algún día, podré quebrar y traspasar ese impedimento que me frena, mientras tanto y casi a modo de terapia, lo escribo.

Quizás me sirva de algo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Miedo a triunfar.

Me encuentro sentado en mi escritorio pensando sobre qué escribir y no logro enfocar nada como para redactar un artículo. Se me cruzan var...